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Mi gran aventura en el outback australiano, 522 kms

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Todo empezó unos meses atrás, justo cuando estábamos terminando la carrera de la Antártida, mientras varios corredores hispanos comentaban sobre esta carrera: The Track Australia.

Para llevar a cabo esta prueba, la logística fue complicada, hubieron veces que hasta pensé que no iría pues los boletos de avión los tuve hasta el último momento y con ello, la visa australiana, pero bueno, tengo a mi esposo que es el que me ayuda a resolver imposibles y me pude ir tranquila aunque no sabía que me esperaba un viaje de locos.

Mi itinerario quedó así: Cancún -Amsterdam, Amsterdam -Kuala Lumpur, Kuala Lumpur -Sydney, Sydney-Alice Spring. ¡La vuelta al mundo!

En Alice Spring pude descansar del viaje tan largo pero al otro día tuve que arreglar las cosas de la carrera, las cuales eran muchas pues en esta prueba te piden 20,000 calorías de comida más la ropa extra y medicamentos, ¡me sorprendí al ver lo mucho que había!.

Yo me hice a la idea de que no pasaba nada y que mejor esperaría a ver qué llevaban los demás y con ello, a lo mejor tendría que hacer cambios de último momento, lo cual jamás hice ¡pues mi mochila era de las mas ligeras!

Debo confesarles que en este tipo de carreras no te sientes solo, ya que todos nos echamos la mano para cualquier cosa aunque todos eran muy competitivos, aquí no había novatos, venían con mucha experiencia en carreras como Des sables, Mont Blanc, Lavaredo, los 4 Desert, por mencionar algunas .

Día de revisión de equipo

Llegamos al campamento. De vecinos teníamos a Ramón, de Argentina y Carlos, de España, que nos hacían el día más divertido. También estaba Andrés, de España, con quien terminamos el Grand Slam de 4 Desert en 2014, gran amigo al igual que Juan Ricardo, de Argentina, que corrió la Antártida el mismo año que yo. Así que nos fueron llamando por orden de números, yo era la 20, pero me adelanté al chequeo ya que estaban libres y me fue excelente, mi mochila salió con 6 kilos, si hubiera llevado agua habría pesado 8 kilos.

Etapa 1: Elly Creek Serpentine, 30 kms

La mañana era fría, estábamos 4 grados. Nos tomaron foto y video de lo que sería la primera salida de la carrera y cuando llegó, les dije: “suerte, chicos nos vemos en el campamento” y todos nos despedimos. Salí rápido, sin mirar atrás pero no habían pasado más que 10 kms cuando me alcanzó la chica de Italia y nos fuimos juntas un rato pero no veía las señales del camino, era muy fácil perderse, solo habían flechas azules pequeñas. Me fui detrás de ella hasta que nos topamos una colina, en la cual no podía rebasarla pues era un camino solo para una persona y luego resulta que agarré otro trayecto (el peor), ¡había piedras enormes y filosas! A lo lejos la vi junto a otros corredores, agarré el camino correcto, pues tenía que salir lo más rápido para alcanzarla pero eran 30kms ese día, con muchas colinas y todo como zig zag, no podía ver qué tanto me sacaba y de nuevo, me salgo del camino, no me desanimé, continué y volví hasta llegar al campamento. La chica italiana me sacó 15 min, pero todo podía pasar, así que me dije: “¡ánimo! Que mañana es tu día”.

Etapa 2. Serpentine Chalet dam, 41 kms

Esa mañana tenía un poco irritada la garganta pues tres semanas antes tuve bronquitis y me estaba sintiendo igual, pero bueno, no me preocupé ni siquiera por el burbujeo que traía en el estómago, ya que ese día estaba decidida a ir al frente y así fue, llegué en primera posición femenil a pesar de que ese día hubo 6 corredores perdidos .

Etapa 3. Finker River, 41 kms

Esa mañana ya me sentía mal, tosía sin parar, tenía muchas flemas. No le conté a nadie pero esa noche tuve fiebre. Bea, de España, me convenció de ir al doctor y más porque ella es diabética y un contagio así la acabaría. Fui a que me checaran y me dieron antibióticos porque sí estaba muy mal, aparte ya traía diarrea y también me dieron tratamiento para ello.

Al dar la señal de partida empecé a correr y me volví a perder, pues somos pocos corredores y vas casi todo el camino solo, pero bueno, eso ya no me preocupaba tanto pues empecé a fijarme en las huellas que dejaban los demás…en eso me sentí mal del estómago, no pude correr y tenía dolor de garganta. Seguir corriendo eran un suplicio pero había que terminar así que caminé rápido hasta que llegué al campamento y ¡sí lo sufrí! y mucho, pero aun me faltaban más días y solo me concentré en terminar la carrera .

Etapa 4. Hemannsburg, 49 kms

Ese día pensé que no iba estar tan pesado, ya que vi que en el libro de ruta que nos guiaba que un buen tramo sería llano, yo le cortaba la hoja del día para traerla en la mano y así ir viendo la descripción por donde pasaba y no perderme, pero en el km 30 había arena donde no se podía correr, te desgastaba mucho y hacía mucho calor, lo cual para mi me iba muy bien, es lo que me encanta pues donde vivo, Playa del Carmen, es un lugar muy cálido. Todos iban sufriendo el calor excepto yo y me iba bien pues la tos se me quitaba al menos por un rato. Llegué al campamento, me dijeron: agarra tu refresco y yo les dije que no estaba para bromas, andaba con dolores de estómago y los chicos insistían, me dieron una rica Coca Cola, la cual me cayó muy bien para el burbujeo del estómago, fue como oro.

Etapa 5. Boggy Hole, 59 kms

Ese día yo estaba muy contenta pues íbamos con menos y además, nos darían la otra bolsa donde teníamos comida para el resto de la prueba. Tenía tanta hambre que me imaginaba en el camino disfrutando de una pizza, solo pensaba en terminar la carrera y comer una y de paso, unas manzanas verdes jugosas, con tanto calor más el desgaste, mi cuerpo me pedía calorías, pero como no podía comer eso mis geles energéticos me hicieron recobrar la vida . Todos los días me ponía un objetivo para no llegar tan mal pues mentalmente estas carreras te acaban, porque aparte del kilometraje, los terrenos eran súper complicados, pasamos de arena de río seca a terracería y luego otra vez a la arena suelta donde se te doblan los tobillos y ¡el camino se te hace infinito! Pero llegué al campamento, comí delicioso, bueno según yo, porque eran pastas liofilizadas, las cuales saben mal pero con hambre te sabe a comida gourmet.
Etapa 6. Palmer River, 58 kms

Si ese día me preguntaban si estaba mal, yo ya ni ánimo de contestar tenía; creo que con ver mi cara bastaba para darse cuenta que no la estaba pasando bien pero no me desanimaba, estaba enferma y no iba tan mal en la posición general (2º lugar femenil) eso me consolaba pues me hacía sentir fuerte mentalmente. Este día en particular, era el que todos temíamos, pues llevábamos más peso en la espalda y aun íbamos a mitad de camino; ya habíamos corrido los 250 kms y estábamos cansados, lastimados, sin poder dormir, con frío, aparte había que llegar dentro de las 10 horas, no teníamos que hacer paradas a descansar, había mucha arena suelta la cual no me permitía correr y teníamos subidas, estábamos dentro de la famosa arena roja del outback yo la estaba alucinando, todo era del mismo tono rojo que es increíble pero cuando vas con tanto calor y deshidratación pues claro que no lo disfrutas.  Justo ese día empecé a orinar sangre, me espanté y eso fue lo que me hizo ir más rápido los últimos kms para llegar al campamento a que me checara el doctor. Y resulta que llegue al mismo tiempo que la 1a chica que salió mas antes que yo pues todos ese día sufrimos.

Etapa 7. Ernest Road, 64 kms

Me puse de objetivo llegar y limpiar bien nuestra tienda, le calenté agua a Bea para que se hiciera un té, pues la noche anterior la había pasado muy mal y traía lastimado el tibial, no podía caminar. Mientras corría, en mi mente estaban mis hijos, me puse a pensar en que en esos momentos ellos estaban durmiendo pues eran 14 horas de diferencia con México, y también pensaba en cómo conocí a mi esposo Said y como es una historia muy chistosa, todo eso me alegraba el día. Recordaba a mi mami que siempre me apoya con temas de la casa cuando no estoy, me preocupaba de Bea pues es diabética y traía más peso que todos; si yo lo sufría en cada paso para ella era peor, pero es una chica de verdad muy fuerte porque a pesar de su enfermedad no se da por vencida y eso a mí también me empujaba a seguir.

Etapa 8. Angas Downs 50 kms

Por fin, el día más deseado, ya solo un día nos separaba de la final. Aunque seguía orinando sangre por culpa de una cistitis, me la pasaba bebiendo mucha agua y tenía que orinar cada 20 minutos y era muy doloroso. Hubieron como 16 km en la carretera donde me daban ganas de ir al baño pero como pasaban los coches, sentía pena de que me vieran pero cuando ya llevas varios días viviendo salvajemente y con cansancio extremo, pues como que te vale e hice pipí sin importarme. Algunos pensaban que necesitaba ayuda pues iba tan sucia y con cara de hambre, luego les explicaba la situación y veían la bandera de México en mi camisa y se emocionaban, me deseaban suerte, otros se sorprendían de lo que ya llevaba recorrido. Al final, llegué al campamento y a dormir.

Etapa 9. Mt conner – Uluru, 130 kms

Fue la mañana más dura que había tenido pues ya estaba muy desgastada físicamente y hacía un frío fatal y lo peor es que tenía diarrea, no lo podía creer, tuve que ir con el doctor. De verdad que él me salvó la carrera pues sin su ayuda, no lo hubiera logrado. Siempre le agradecí por sus atenciones, pues me dio una pastilla para cortarla pero me sentía inflamada, él me lo había advertido, pero me sirvió para no estarme parando. Dieron la salida por grupos, Bea y Carlos salieron a las 4:00 am, otros a las 6:00 am, a mi me tocó a las 8:00 am junto con Ricardo de Argentina, un buen amigo y también con la chica que iba de líder, el resto salió a las 10:00 am. Nos dijeron que los primeros 20 kms serían difíciles y si que lo fueron, eran dunas y corrimos contra el viento, luego 20 kms de terracería y ahí me empezó a doler el pie. Pero para mi suerte pasó el doctor, le pedí que me diera algo para el dolor y pudiera terminar la carrera. Tardó en hacer efecto pero funcionó, vi cómo se ocultó el sol, fue como un sueño y en eso vino la pesadilla a 40 kms de la final, me quedé sin geles pues se rompió mi cangurera y se cayeron, me empezó a dar dolor en el tibial y ya no pude correr, lo intentaba pero cada vez que lo hacía me dolía tanto que decidí mejor caminar rápido y auqnue me tardara mucho, ya no tenía opción, hacía un frío criminal, estuvimos a 0 grados y no traía ropa para esa temperatura.

Al final, saqué mi sleeping bag, me lo puse encima y así llegue a la meta, ahí me derrumbé pues ya solo tenía ganas de dormir y no había comido en 24 horas. Lo más lindo es que pude ver el atardecer del día anterior y el nuevo amanecer ¡wow! Increíble ¡qué locura tan más linda! Llegamos al hotel, nos duchamos y nos fuimos a la premiación donde me dieron un boomerang de premio por haber ganado el 2º lugar absoluto femenil. Regresé a casa dos días después de un viaje de locura. Al llegar mis hijos, esposo y mami me felicitaron y les conté todo lo que vi y aprendí.

Ahora a seguir soñando hasta mi próxima aventura que será Burkina Faso.

Isis Breiter

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