Las dos semanas antes fueron un mini infierno mental. Crisis de ansiedad, sonambulismo, desesperación, lágrimas por todo, ira intensa y súbita, acompañado de una falta absoluta de concentración en otra cosa que no fuera el maratón. Claro, siempre en esos momentos es cuando más trabajo se tiene, cuando más esperan de uno y bueno, nunca…