Perdí el barco, el rumbo y la vela pero sobreviví. Desde antes de arribar a Boston, sabía que sería un maratón diferente por la ruta y por el pronóstico del clima, además, de manera inconsciente me vaticiné -y mal programé- que no saldría el tiempo planeado. Temía de la lluvia pero no le tomé mucha importancia,…
