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¿Vale la pena correr carreras si no voy a ganar?

Si eres corredora y últimamente te has preguntado: “¿Para qué correr una carrera si no voy a ganar?”, la respuesta es más poderosa de lo que imaginas.

Cada semana, miles de mujeres buscan frases como “correr mi primer 10K” o “vale la pena correr si no soy rápida”. Y aunque internet está lleno de consejos sobre ritmos y planes, muy pocos hablan de lo emocional: de la presión, la comparación, el miedo y la sensación de no pertenecer si no compites para ganar.

Pero correr una carrera no es solo para las rápidas. Es para las que se atreven. Y aquí te explico por qué.

Muchas corredoras recreativas sienten que no tienen “el nivel” para inscribirse a una carrera. Que hay que ser flaca, rápida o llevar años entrenando.
El miedo a “llegar al final” o “no dar el tiempo” genera una autolimitación silenciosa.

De hecho, un estudio del Journal of Sport Behavior (2021) mostró que el 60% de mujeres que corren dejan de competir por autoexigencia y miedo al juicio.
No por falta de capacidad. Sino por presión social.

¿Qué significa correr una carrera sin buscar ganar?

  • Significa tener el valor de ponerte un número en el pecho sin buscar un lugar en el podio.
  • Significa entrenar por ti, no por validación externa.
  • Significa mostrarle a tu mente que ya ganaste cuando llegaste a la salida.
  • Significa cruzar la meta con el alma inflada, aunque el tiempo no diga nada nuevo.

¿Por qué vale la pena? (aunque no ganes)

1. Porque correr una carrera es una afirmación: “sí puedo”

Aunque no vayas a ganar, llegar, correr y cruzar esa meta refuerza tu autoeficacia (y eso transforma tu vida).

2. Porque te transforma

Desde el entrenamiento hasta el día del evento, todo cambia tu mente, tu cuerpo y tu percepción de ti misma.

3. Porque haces comunidad

Las mujeres que corren juntas no se juzgan por tiempos. Se reconocen. Y eso te sostiene emocionalmente mucho después del evento.

4. Porque cada carrera deja una huella emocional

No recordarás tu cronómetro. Recordarás tu cuerpo vibrando, tu sonrisa cruzando la meta y esa frase: “sí pude”.

RECUERDA: NO CORRO PARA GANAR, CORRO PARA NO RENDIRME EN OTRAS COSAS DE MI VIDA

Correr una carrera sin buscar ganar vale totalmente la pena.
Porque cuando corres por ti, tu meta no es un trofeo: es una versión más fuerte, más libre y más orgullosa de ti misma.

Si alguna vez dudaste, este es tu recordatorio: tú también mereces estar en la línea de salida. Y mereces cruzar la meta.

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