5 motivos por los que correr me parece muy divertido
Correr siempre me pareció muy divertido, no sé si porque aprendí a reírme más de mi misma, o porque vi cómo subía mi autoestima, o porque me di cuenta cómo cambió mi percepción de la vida. Al final, correr siempre me ha sacado muchas sonrisas.
Yo empecé a correr por obligación a los 14años, era una adolescente irreverente que necesitaba un espacio para acomodar sus ideas, salir despeinada, con cualquier short, unos tenis y una playera corta me hacía sentir libre, cero juzgada. Eso me ha convencido a seguir haciéndolo por muchos años.
- Me enamoré de la libertad. Lo que yo más amo es ser esa mujer desenfadada que hoy sale a correr de coleta, pero mañana de trenzas, pero otro día de pelo suelto, que corre para que el aire le pegue en la cara y sentirse libre, segura de llegar hasta donde menos lo imaginó. ¿Les ha pasado? Lo que más me ha mantenido enganchada a correr, es poder decidir qué corro y qué no, si hago o no maratones, si le bajo o le subo al ritmo, si me uno a este equipo o no…es el mejor ejercicio de libertad que existe. Porque me da la gana hacerlo y punto.
- Me río siempre de mi misma. Que si no bajé el tiempo, que si tuve que improvisar un baño detrás de un árbol, que si el short me quedaba corto y se veía mi odiada celulitis, que si ya comí un pan de más y se me nota y ya no tengo cuerpo de corredora ultradelgada, que si me maquillé las pestañas y se me corrió el rímel, que si me ensucié en una carrera…tantas cosas que me han pasado y que poco a poco fueron haciéndose menos importantes. De hecho, hay días que me despierto pensando qué me irá a pasar y las reacciones que provocaré en los demás.
- Es amor del bueno. De correr siempre he estado enamorada, no hay relación más larga que yo haya tenido. He pasado por todas las etapas, pero sin duda, siempre me gana, me reconquista, no sé cómo, siempre hace que sea un date que quiera repetir.
- Me da y me quita paz y me encanta. Correr me ha dado muchas lecciones, muchos regalos y muchas experiencias de vida. Me he enamorado corriendo, me ha dado amigos y también me los ha quitado, he cruzado la meta de un maratón mega enojada pero también con los brazos arriba y riéndome de que aguanté más por orgullo. Me ha quitado la paz cuando no logré la marca y tuve que justificarme (no sé para qué), cuando subí de peso y corrí más lento, cuando quería hacer esa carrera pero no pude por culpa del trabajo. O cuando olvidé mis tenis en casa y viaje muchas horas para correr o cuando ese novio me cortó por correr demasiado. ¡Qué momentos!
- Ese extra de autoestima siempre presente. ¡Eso lo amo! ¿No han ganado una medalla y se siente poderosísimas? Como cuando no nos quitamos la medalla del maratón para ir a la cena o cuando volvemos a casa y subimos al avión con ella. Uf, ¡y tenemos el mejor pretextos para gritarles a todos! ¡Soy maratonista! ¡Soy corredora! Y luego en casa tenemos esas medallas que nos recuerdan que si queremos siempre podemos.
Estas experiencias me han enseñado que correr es muy divertido, que nunca será igual y que siempre habrá sorpresas, que por lo mismo quiero hacerlo por muchos años más. Que delicia que me haya enseñado a relajarme.
Soy Sonia Chávez, fundadora de @soycorredora.
Sígueme en @sonitachavez