7 razones por las que nunca dejaría de correr

¿Dejar de correr? ¡Jamás! Y vaya que han habido cientos de situaciones que me han alejado de los entrenamientos y las carreras, pero pensar en no volver a sentir el aire en el rostro mientras corro y escucho mi respiración.

Podría escribir mil, pero aquí te dejo siete razones por las que nunca dejaría de correr.

Por salud

Correr es vida, y jamás le negaría a mu cuerpo llenarse de fuerza y energía después de un entrenamiento de cambios de ritmo, una sesión de velocidad en la pista o un domingo de distancia. Mantener mi cuerpo sano es primordial en mi estilo de vida.

Por el placer de llegar a la meta

Pensar en el último kilómetro de la carrera, empezar a cerrar, dejar fluir nuestra zancada y a lo lejos escuchar la música, los gritos y los aplausos no es más que una inyección pura de motivación. Dejar de cruzar una meta no es algo que tenga en mis planes.

Superación personal

Por alguna razón, correr nos llena de una energía que nos hace sentir invencibles. Tal vez lo hayas experimentado si un día te sentiste muy cansada y pese a ello, reuniste todas tus fuerzas y saliste a correr. Venciste la flojera y dejaste atrás tu zona de confort, te superaste a ti misma y nada es más motivador que eso.

Reconocimiento

Correr no nos convierte en heroínas, pero si podemos inspirar a una sola persona a cambiar su vida, también la nuestra cambiará. Todas hemos sido corredoras principiantes y en esa etapa nada es más bonito que una corredora con más experiencia nos ayude a lograr nuestras metas.

Autorealización

Confiar en mí misma a diario y saber que cada vez mis pasos son más fuertes, basta para seguir proponiéndome un objetivo más en mi vida: correr una más. Otra carrera, otra experiencia, correr sabiendo que es algo que me nutre como mujer y me da ese valor extra es algo que no quiero dejar de sentir.

Porque lo amo

¿Quién abandona al amor de su vida? Nadie que ama se cansa de dedicarle el tiempo a ese sentimiento que lo llena de pies a cabeza. Correr no me abandonó en mis peores momentos, siempre estuvo ahí; me dio mi tiempo para recuperarme de aquella lesión, de esa enfermedad, y nunca me condicionó para regresar a él.