Mariana Camarena: diversión y constancia
Eran las 7 am del domingo 11 de octubre del 2009. Chicago a -5ºC, se sentían como -20ºC, pero algo dentro de mí vibraba. Me emocionaba cada vez que volteaba a ver la escena: más de 40,000 corredores de todas las edades y de todas partes del mundo que se disponían a correr, al igual que yo, 42.195 kilómetros, ¿qué locura, verdad?. Faltaban 10 minutos para que sonara el disparo de salida y yo veía a mi esposo del otro lado del corral de corredores con su café latte, echándome porras, tomándome fotos y repasando el plan B: si en la esquina de Jefferson y Adams St. donde se marcaban los primeros 21K, mi “rotura fibrilar de gemelos” me gritaba que parara, él estaría ahí esperándome y recordándome que maratones habría muchos y que aunque el corazón y la cabeza quisieran seguir corriendo, una lesión nunca valdría una medalla. Eso fue 2009, para el 2010 ya no estaba sola y Chicago ya no estaba a -5ºC, ahora la temperatura era de 19ºC y a mi lado estaba Armando mi esposo, ese fue nuestro primer maratón y siempre será el mejor que hayamos hecho. Mi experiencia como corredora ha sido muy divertida, he tenido momentos difíciles como el del 2009 y otros increíbles como el del 2010 y en el inter muchas carreras que he disfrutado y muchas otras que me han retado. Siempre he corrido, desde que era chica, sin embargo, nunca lo he hecho a nivel competitivo ni elite. Yo disfruto correr, voy a mi paso, me exijo cuando me tengo que exigir, me apapacho cuando me lo merezco, me platico, me río, canto y creo que hasta bailo mientras corro; si no lo hiciera así, ya me hubiera despedido de las carreras desde hace mucho tiempo. Pero no todo es fiesta, para que realmente sea divertido y lo pueda disfrutar sé que debo entrenar y eso implica disciplina y constancia, cada entrenamiento puede ser una pesadilla o una fiesta, por eso mi mantra es el de Buda: “El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional”. Desde que empecé a correr opté por no sufrir y divertirme, por eso amo correr.