Así aprendí a disfrutar mis maratones
Lo confieso, los maratones me cuestan mucho no solo físicamente sino mentalmente.
El maratón lo hago como un reto personal, como una forma de demostrarme que sí soy capaz de hacerlo. Mi mayor barrera es la mental, mi incapacidad para creérmela, para entender que también puedo correr más rápido.
Sin embargo, últimamente me siento más poderosa, he cambiado la percepción que tengo de mi fortaleza y estoy lista para agendar un maratón el próximo año. Hoy me gustaría compartirles lo que hice para aprender a disfrutar las largas distancias y de paso, disfrutar más del maratón.
- Me desconecto. Aprendí a hacer las pases con la música durante el entrenamiento. A mi no me gustaba llevar audífonos, me encantaba concentrarme pero no era igual para soportar al menos dos horas de entrenamiento. Así que opté por hacer playlists que me transportaran a momentos hermosos de mi vida y me sacaran muchas sonrisas, así el dolor se disipa más rápido, es más, a veces ni lo siento.
- Sudo y lloro las cosas que me duelen. Aquí aplico la parte terapéutica de correr. Muchas veces, sobre todo en mis entrenamientos de larga distancia, he mezclado mis lágrimas con el sudor. No sé si es por dolor, por alegría, por euforia…pero las lágrimas se me han salido aunque en el fondo me cueste reconocerlo. Una breve meditación me saca del hartazgo y una vez que pasan esos 5-10 minutos a lo mucho, regreso mis pensamientos a la carrera y agarro fuerza de nuevo.
- Me uno a un grupo de vez en cuando. Esto me ha ayudado mucho, escuchar las experiencias de los demás y tan solo tener compañeros que comparten conmigo la misma emoción por un maratón, hace que los entrenamientos se vuelvan menos tediosos.
- Corro junto a novatos y junto a más rápidos que yo. Esto me encanta, con los novatos siento que tengo un compromiso difícil de romper, ellos me ven como ejemplo y no puedo fallar; mientras que con los más experimentados, se afecta mi orgullo y me hacen dar mi mejor esfuerzo.
- Exploro lo desconocido. No hay mejor pretexto para ir a lugares diferentes que el entrenamiento para un maratón. Disfrutar de la naturaleza es mi mayor recompensa además de los beneficios que me pueda dar el entrenamiento. Cosas como escuchar a los pájaros, cruzar un riachuelo, enlodarme, etc…pueden hacerme muy feliz.
- Hago ejercicios mentales. No es broma, pero empecé a recordar las tablas de multiplicar, a veces hago sumas, recito, canto canciones de mi infancia…todo sea por no hartarme durante las horas que corro.
- Cambios de ritmo. Esta es una estrategia que me ha funcionado mucho. A veces a la mitad del entrenamiento, hago cambios de ritmo durante 10 minutos, eso me permite despejarme y despertarme para ir por más.
- Hago cuestas o arrancones al final de entrenamiento. El saber que debo tener fuerza para hacer unas pequeñas cuestas o unos arranconces en la última parte del entrenamiento, me permite llevar un estado de alerta por más tiempo y controlar mejor el cansancio.
Y tú ¿qué has hecho para no hartarte en un maratón o larga distancia?
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