7 razones por las que no debes correr rápido todo el tiempo
Correr rápido todo el tiempo puede estar sobrevalorado por varias razones, y es importante considerar los aspectos a largo plazo. Aquí hay algunas razones por las cuales correr rápido todo el tiempo podría no ser la mejor estrategia:
- Mayor riesgo de lesiones. Puede aumentar el riesgo de lesiones, ya que aumentaría la tensión en las articulaciones y músculos. Las lesiones por sobreuso, como la tendinitis y las fracturas por estrés, son más comunes cuando se corre a altas velocidades con frecuencia.
- Fatiga y agotamiento. Correr rápido todo el tiempo puede llevar a la fatiga y al agotamiento físico y mental. Esto puede afectar negativamente la consistencia en el entrenamiento y disminuir el disfrute general de la actividad.
- Falta de variabilidad en el entrenamiento. La variabilidad en la velocidad y la intensidad del entrenamiento es esencial para mejorar la resistencia y prevenir el estancamiento. Correr siempre rápido puede limitar la variedad de estímulos que el cuerpo recibe, lo que puede afectar negativamente la mejora del rendimiento a largo plazo.
- Mayor estrés físico y mental. Puede aumentar el estrés físico y mental. Este enfoque puede ser agotador y potencialmente contribuir al agotamiento o al síndrome de sobreentrenamiento.
- Pérdida de placer y motivación. La presión constante de correr rápido puede hacer que ya no disfrutes de correr. La motivación y la satisfacción en el running pueden disminuir si se centra únicamente en la velocidad y el rendimiento.
- Menos conexión con el entorno. Correr rápido todo el tiempo puede hacer que te pierdas la oportunidad de disfrutar de tu entorno y de la experiencia de correr. Reducir la velocidad ocasionalmente te permite apreciar el paisaje, reducir el estrés y tener una experiencia más completa.
- Falta de progresión sostenible y a largo plazo. Esto implica equilibrar la intensidad con períodos de recuperación y entrenamiento de resistencia. Correr siempre rápido puede dificultar la mejoría a largo plazo.
El equilibrio en tu entrenamiento es la base. Incorpora sesiones de velocidad de manera estratégica y permítete días de recuperación a un ritmo más relajado. Escuchar a tu cuerpo, variar la intensidad y disfrutar del running son elementos clave para que sigas corriendo muchos años.
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