7 lecciones que aprendí y que comparto como mamá corredora
Esta es una de las frases que más he repetido últimamente: antes de ser corredora, soy mamá y lo que es mejor para mi, una mamá corredora. Y es que llevo más de la mitad de mi vida practicando este deporte y ellas, mis dos hijas, han formado parte de él. Sin embargo, desde que llegaron a mi vida, mis experiencias como corredora se convirtieron en grandes lecciones para compartir con ellas. Aquí les dejo algunas.
- Todo esfuerzo siempre tiene una recompensa. Siempre les he contado la historia de cada medalla que está colgada en un rinconcito de mi casa. Cada una de ellas es el resultado de una etapa de mi vida que disfruté al máximo, de la cual siempre aprendí una lección, de la que me siento orgullosa y que me ha hecho ser lo que soy, una mamá corredora feliz.
- Siempre disfruten del proceso, sabe mejor el resultado. Cuando entreno para una carrera con frecuencia les comparto las experiencias de mis entrenamientos. Me ven llegar cansada, sudada, con ganas de dormir y con mucha hambre. A veces me las llevo a correr conmigo, como cuando estaba embarazada de cada una, se aventaron carreras de hasta 15k mientras íbamos cantando y disfrutando de las frías mañanas de la Ciudad de México y papá nos esperaba en la meta, o en las otras carreras donde se han subido a la carriola para correr juntas mientras admiramos los paisajes, echamos porras, contamos chistes y cruzamos las metas muertas de risa. Una complicidad que solo el proceso de entrenar para algo me ha dado, así pasa cuando tienen una mamá corredora.
- El trabajo en equipo siempre es mejor. Siempre les platico que cuando hayan encontrado lo que más aman hacer, hagan equipo con personas no tóxicas para que las cosas salgan increíble. Les recomiendo dejarse ayudar para que logren lo que quieran y si les toca apoyar, háganlo como si fueran las protagonistas, que echen a volar su imaginación y den sorpresas que sean inolvidables. Ellas saben que amo correr y les agradezco esos domingos que se han levantado a apoyarme en una carrera aún cuando todavía ni amanece y hace frío, o esas veces que hasta se subieron al avión conmigo para verme correr un maratón, o los días que han esperado bajo la lluvia junto a papá a que llegara a la meta… ¡Y cómo olvidar mi último maratón, donde me recibieron con flores y una rica hamburguesa que me compraron para reponer calorías, nunca lo voy a olvidar!
- No le tengan miedo a los retos y a vivir intensamente. Esta vida es así, a veces arriba, a veces abajo. Les recomiendo salir de su zona de confort, ahí no suceden las cosas maravillosas de la vida. Les pido que aprendan a lidiar con sus miedos y a convertirlos en su motivación para lograr lo que más desean. ¿Creen que yo no tengo miedo antes de una carrera? Claro que sí pero eso no me detiene, me impulsa a ir por más para saber de qué estoy hecha.
- No siempre crean al 100% lo que ven y escuchan. Esta es una de las frases que más les repito. A mi me dijeron que era demasiado gordita para correr, que mis piernas no eran tan fuertes, que era una mala madre por correr embarazada, por salirme de madrugada y no hacerles el desayuno un domingo por la mañana…Pero jamás me lo creí porque yo estoy orgullosa de lo que soy. Ellas saben que a lo único que deben hacer caso es a lo que ellas crean de sí mismas, y mientras tengan confianza en sus capacidades y sean fieles a sus convicciones, nadie podrá quitarles la paz mental. No todo lo que se ve o se escucha, es verdad.
- Tu decides cómo quieres cruzar la meta. Me gusta platicarles de todos los estados de ánimo que uno pasa durante una carrera, es especial, en un maratón, que es la distancia que más me cuesta pero que sigo corriendo por tratarse de un reto mental. Y correr un maratón se parece a la vida, uno puede vivir emoción al máximo, felicidad, agobio, dolor, tristeza, ganas de abandonar o de pegarle a alguien, pero hay algo después del km 32 que hace que saques la casta y te levantes y cruces la meta muy feliz, a veces hasta lloramos de felicidad. Y no, nunca hay que preocuparse por las cosas materiales, esas llegan si dejas de obsesionarte con ellas, la experiencia es lo mejor.
- Valora lo que la vida te da y agradécele. Esta es quizá una de las lecciones más importantes porque cuando haces deporte y tienes muchos logros, perder el piso es muy fácil. Tener la oportunidad de hacer lo que te gusta es un privilegio que debes agradecer y la mejor forma es apoyando a otros para que vivan sus sueños. Y no esperes que te lo agradezcan, tu compromiso con este mundo es apoyar desinteresadamente porque la vida no se queda con nada.
Lo más divertido de ser una mamá corredora es que este deporte te da infinidad de lecciones que tarde o temprano vas a aplicar en tu vida diaria. Dicen que el ejemplo arrasa, y correr me ha dado esa oportunidad, inspirarlas sin tantas palabras.
Con cariño,
Sonia
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